Mi vida cambió a los 16 años en un viaje a la Guyana Francesa. Ahí fue cuando se me desencadenó el Trastorno Obsesivo Compulsivo. La causa fue la toma de un medicamento (Lariam, mefloquina) para la prevención de la malaria ya que viajaba a una zona de riesgo. A los pocos días me provocó insomnio, pesadillas y mucha ansiedad. Un médico me recomendó dejar de tomarla, pero ya habían empezado las compulsiones, la conducta insegura y los miedos irracionales.
Los pensamientos que me venían me producían la necesidad de hacer una compulsión, podía ser mental o física, eso me aliviaba duranto un breve momento y me bajaba muchísimo la ansiedad, esa bajada hacía que el pensamiento malo, ese miedo, esa inseguridad volviese otra vez más fuerte, provocando un refuerzo negativo, un ciclo sin fin. En mi caso esa conducta compulsiva era la de comprobar que no hubiese hecho nada «inmoral» ni «dañado» moralmente a nadie, comprobarlo todo primero de forma física y luego de forma mental, y eso se convirtió en un bucle cada vez más grande.
A mi vuelta a España no podía hacer otra cosa que compulsionar, al principio parecía un juego hasta que un día se me fue de las manos: tenía que dar prioridad absoluta a mis compulsiones. Dedicaba todo mi tiempo a compulsionar, me asusté, pero como era algo mental nadie se daba cuenta y lo mantuve en silencio por vergüenza, aunque me notaban más irritable. Las personas afectadas de TOC somos muy buenos actores.
Estuve años en esa situación hasta que caí en una depresión mayor durante mi último año de carrera universitaria. Fui a un psiquiatra psicoanalista que me dijo unas causas ridículas de mi depresión. Luego acudí a otro psiquiatra que me diagnosticó TOC, me recetó un antidepresivo (Anafranil, clomipramina) y me recomendó un libro de autoayuda (Venza sus Obsesiones, Edna Foa), que apenas llegué a leer. La medicación antidepresiva me subió el ánimo pero me provocó un viraje a hipomanía; esto duró solo unos meses ya que volví a caer en depresión. Esto se repitió varias veces. Por la ansiedad, la depresión y el TOC, no conseguia acabar la carrera a pesar de ser una persona inteligente. Estuve con un nuevo psiquiatra y dos psicólogos cognitivo-conductuales que no me explicaron en qué consistía el TOC ni me hablaron del tratamiento psicológico de primera elección, la Exposición y Prevención de Respuesta (EPR).
Cansado de estudiar, decidí ponerme a trabajar. El trabajo era metafóricamente como estar en un campo de concentración, aterrorizado por pensamientos intrusos y compulsionando sin parar. Había pasado por varios profesionales sin éxito alguno; no podía seguir viviendo así. Pensé que tenía que haber alguna otra opción para salir de este infierno y tener una vida que mereciese la pena vivir. Además había desarrollado dependencia a los ansiolíticos. Volví a leer el libro de Foa y descubrí que había un tratamiento que no me habían aplicado todavía, la EPR, ¿cómo era posible?. Fui con el libro a uno de los psicólogos que me habían tratado pero me dijo que ¡no era su línea de trabajo!. En Zaragoza no había nadie que aplicara esta terapia pero encontré a una psicóloga especializada en Vitoria que tuvo que desplazarse hasta mi casa para conseguir hacer la primera EPR; por primera vez en 20 años conseguí salir de la cárcel del TOC aunque solo fuera por un momento, sentí la libertad, no compulsioné.
Decidí impulsar la Asociación TOC Zaragoza en 2017 para poder orientar a otras personas en la misma situación que la mía, ya que en Zaragoza no existía ningún recurso al respecto. Y lo más importante, conocer a otras personas afectadas de TOC por el beneficio de los grupos de ayuda mutua (GAM).
Como la terapia ordinaria no era suficiente, me recomendaron hacer terapia intensiva en la Unidad Clínica de TOC Granada para avanzar más rápido. En ese momento yo estaba trabajando y para poder acudir allí solicité la baja laboral. Estuve allí mucho tiempo, sin embargo solo me recuperé un 20%, ¿qué pasaba con el 80% restante?. Salí de allí sin ninguna esperanza. Más tarde entendí que no estaban formados para tratar el TOC de Escrupulosidad Moral.
Gracias a la Fundación de TOC Internacional (IOCDF) comprendí que el profesional tiene que estar subespecializado y tener experiencia en la temática de tu TOC para tratarlo de forma adecuada. En 2020 durante el confinamiento por la pandemia, encontré información, artículos y charlas que describían perfectamente mi TOC y explicaban como tratarlo de forma correcta.








